domingo, 5 de abril de 2009

Tecnófilos y tecnófobos


¿Porque asociamos muchos de los desarrollos sociales con desarrollos tecnológicos, sin aceptar que los desarrollos tecnológicos son desarrollos sociales? Es un comportamiento típico de la sociedad moderna, basado en una concepción muy retrógrada: la sobrevaloración de la tecnología.
En los comienzos de la tecnología, esta no resultaba muy popular, ni accesible a toda la gente; por lo que se la respetaba como asunto de expertos. Más tarde cuando esta se hace más masiva y sus progresos se ven más a menudo y con mayor rapidez, la sociedad se divide en dos: quienes apoyan ese crecimiento, y quienes le temen; tecnofilios y tecnófobos. Ambos comienzan a olvidar que la tecnología fue creada por el hombre, y hasta la comparan con seres divinos, sobrenaturales. Aunque parezca extraño, después de muchos años de esta división, la sociedad no ha evolucionado lo suficiente como para darse cuenta qué es la tecnología, de dónde viene, y cómo la podemos manejar.

Hoy en día todos nos damos cuenta del avance de la tecnología en nuestras vidas, y en la vida de los demás, y reconocemos con facilidad a personas con mucha afición a la tecnología y a otras con perspectivas más pesimistas con respecto a su avance; esto nos parece un fenómeno repentino, sin embargo en el texto Ciencia, Tecnología y Sociedad de Martín Gordillo (*) algunos autores como Ortega y Mumford nos plantean tres etapas que hicieron que la sociedad llegue a esta división, cada uno con su punto de vista, ya sea a favor o en contra de la tecnología.
En el caso de Ortega, se nos plantean tres etapas en las cuales se va desarrollando la técnica del ser humano de manera antropológica, empezando por la técnica del azar, que se remonta al hombre primitivo y hace referencia a la ingenuidad con la que creía se desarrollaban las cosas y su ignorancia para diferenciar los actos técnicos de los actos naturales, que no requieren ningún tipo de inteligencia. Después nos habla de la técnica del artesano, donde el hombre ya esta mas conciente de sus capacidades técnicas, y la aprovecha, pero donde todavía es posible volver a una forma primitiva, prescindiendo del uso de sus nuevas creaciones. Por ultimo da lugar a la técnica del técnico, que es la etapa donde el hombre se da cuenta total y completamente de sus capacidades y reconoce la técnica como una actividad ilimitada, sobretodo con la aparición de la máquina.


Mumford, por su parte, supone otras tres fases. La primer fase que plantea, es la fase eoténica, refiriéndose a la época en que el ser humano utiliza ciertos elementos de la naturaleza, como el agua y el viento, para producir energía. Según Mumford, el mejor momento entre la civilización humana y la técnica. En segundo lugar la fase paleotécnica, en la cual se produce una sobre explotación de los recursos naturales. Y la última fase, la fase neotécnica, que es la que caracteriza al siglo XX y en la cual la energía dominante es la eléctrica, pero se retoman algunos valores de la primer fase.


Teniendo en cuenta estas explicaciones, me pregunto entonces porque el miedo a la tecnología o su recurrencia por hacerla inmaculada si está tan claro que ésta se formó gracias a un proceso producido por el hombre. Hay una respuesta no muy compleja para esta pregunta, la cual evoca un tema constante en la sociedad actual: los intereses económicos.
Sabiendo la cantidad de dinero que se encuentra en manos de la tecnología, no es extraño que los grandes inversores la quieran posicionar a la tecnología como una ciencia implacable, divina e incuestionable. De esta forma, todos los usos moralmente incorrectos de la tecnología estarían abalados bajo el manto de la tecnología como ciencia independiente, inmanejable.Considero que como sociedad debemos intentar estar al tanto de las actividades tecnológicas para así poder discernir su verdadero concepto. De esta forma, podríamos juzgarla de una manera más profunda y asi poder considerarnos tecnófobos o tencnofilios si lo creemos necesario.


(*)Ciencia, Tecnología y Sociedad. Proyecto Argo. Materiales para la educación CTS. Segundo capítulo - Mariano Martín Gordillo (Coord.) - Grupo Norte, 2001, páginas 64-101


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